En los próximos 18 meses, las empresas en Colombia y América Latina enfrentarán un punto de inflexión económico sin precedentes. Mientras algunos líderes empresariales mantienen el foco en mantener ventas o conservar participación de mercado, otros ya entendieron que la batalla se jugará en la capacidad de anticiparse, proyectar y rentabilizar cada rincón de su operación.
¿Qué está ocurriendo realmente en el entorno empresarial?
La economía colombiana se prepara para un nuevo ciclo de presiones convergentes que modificarán las estructuras de costos, la base tributaria y la dinámica laboral. Varios factores están construyendo una tormenta perfecta:
- Reforma tributaria inminente (2026): El Ministerio de Hacienda ha confirmado que se proyecta un incremento del recaudo superior a $19 billones COP (Minhacienda, 2024). Esto elevará la carga fiscal sobre utilidades, patrimonio, dividendos e IVA.
- Reforma laboral: Desde julio de 2026, la jornada laboral legal será de 42 horas por semana., recargo nocturno desde las 7 PM, aumento en dominicales y festivos, Sin rediseño de procesos y productividad, esto significará aumentos salariales indirectos de hasta 12%–25%
Inflación estructural: Con proyecciones oficiales del Banco de la República cercanas al 4,5% anual para 2025 y 2026, las presiones sobre costos de producción, salarios y logística son inevitables. - Digitalización fiscal completa: La DIAN ha anunciado la consolidación de auditorías automatizadas, uso de big data e inteligencia artificial, lo cual reducirá la “zona gris” para errores u omisiones y aumentará las sanciones por incumplimiento.
- Volatilidad política y de consumo: La incertidumbre política y la presión fiscal pueden provocar una contracción del consumo, migración a marcas económicas y menor inversión empresarial.
¿Qué significa esto en términos de rentabilidad?
Aun empresas con ventas robustas podrían experimentar una caída drástica de su utilidad neta y EBITDA si no se preparan con suficiente antelación. Nuestros análisis, con base en simulaciones sectoriales y datos históricos, muestran que:
- La pérdida promedio de eficiencia tributaria y fiscal puede representar hasta un 3,5% sobre los ingresos totales.
- La falta de recuperación efectiva de IVA acumulado implica impactos entre 1% y 2% sobre las ventas anuales.
- El sobrecosto laboral derivado de la reducción de jornada puede representar entre 2% y 4% adicionales sobre la facturación.
- Procesos ineficientes y estructuras infladas elevan el costo operativo en 2 a 3 puntos porcentuales adicionales.
Resultado combinado:
Una empresa promedio en Colombia podría ver afectada su utilidad neta en un rango entre el 8% y el 12% de su facturación, únicamente por no anticipar y ejecutar un plan de rentabilización antes del primer trimestre de 2026.
¿Qué debe hacer un CEO o empresario en este momento?
1. Dejar de pensar en rentabilidad como un resultado y empezar a gestionarla como una estrategia integral.
Esto implica conectar decisiones operativas, fiscales, comerciales y humanas bajo una misma visión.
2. Activar un diagnóstico transversal de rentabilidad.
- Toda empresa debe identificar:
Qué líneas no generan rentabilidad real. - Qué procesos destruyen caja silenciosamente.
- Dónde se están perdiendo puntos por ineficiencia fiscal.
- Cuáles clientes o canales generan erosión de márgenes.
3. Rediseñar su modelo antes de que las normas lo obliguen.
Ajustar jornada laboral, automatizar procesos, actualizar el costeo por unidad y fortalecer el gobierno financiero son medidas obligatorias si se quiere entrar en 2026 preparado y no solo expectante.
Conclusión: Proyectar, anticiparse y actuar
El éxito de una empresa en 2026 no dependerá del sector, ni del tamaño, ni del nombre de la marca. Dependerá exclusivamente de si se anticipó, proyectó financieramente y actuó con base en datos duros.